Caracas, 18 de junio de 2010.
DIARIO DE UN ALUMNO QUE RESPETA A SUS PROFESORES
Distinguida ilustre!
Saludo.-
Llegué tarde a clase Política y G.P, quizás 35 a 40 minutos después de la hora, apenas crucé el umbral sentí en mis sensores una atmósfera pesada y tensa: el profesor M. reclamaba la pertinencia de estudiar y leer mucho puesto que estamos cursando en un cuarto nivel, de momento no entendí el motivo del reproche colectivo, en verdad me tensó la situación, nuestra amiga iraní H. le contra argumentaba dándole la razón y presentando excusa por calificar a Stiglitz una lectura muy pesada para ella.
Apenas pude contar con la oportunidad, expresé mi punto de vista que para triunfar y salir ileso en nuestro estudio tendríamos que conformar equipos de estudios para complementar fortalezas y acercar brechas académicas y experticias de conocimientos.
La tensión seguía, el profesor le regaló el libro de Stiglitz a una compañera que no leyó ni pudo conseguir el libro mencionado, de manera categórica pero retadora tratando de contener su incomodidad le colocó el libro sobre el pupitre con intensidad que si allí hubiera estado la cara de Stiglitz fotografiada se hubiera dado de todos modos un soberano golpe, en verdad lo lamentaba por el morado que le quedaría en el ojo de Stiglitz ya que él si merece que le den por el ojo y por la boca.
Sonó como un cañón en nuestros oídos cuando el profesor dijo: - Exámen! Dictó lo que quería que analizáramos e interpretáramos tercer párrafo de la página 63, el silencio se sentía en el aula apenas se escuchaban como nunca las odiosas cornetas de los autobuses, se sentía como una burla, como un coro de burla, creo que el coro de cornetas decían: - Jódanse! Jódanse!
Cada quien en silencio y como si tuviéramos grilletes en la muñeca de escribir empezamos hablar de lo malo que hizo Stiglitz, el compañero colombiano en dos cucharadas se tomó a Stiglitz y quizás con repugnancia puesto que en Colombia se aplicó y se aplica el paquete ofertado por Stiglitz. Nadie levantaba la mirada de la hoja y algún que otro compañero o compañera garabateaban señales de humo en el papel porque el profesor lo que mandó para home fue un grano arroz pero los buenos magallaneros que estamos en el aula nos estrujamos el cerebro y algo interesante le dijimos no sé los caraquistas que harían.
El profesor seguía pálido y los labios les temblaban y las ideas se le agolpaban en la boca y todas sus palabras querían salir al mismo tiempo e intensificó su pedimento, alguien susurró como quejándose: - verga! Vais a seguir apretando el alicate! Bueno –dijo el profe-: No me entreguen lo que han hecho en estos momentos, se lo van a llevar a sus casas, a la playa, no se! dijo con tono de voz irónico, pero se van a leer todo, pero todito el libro de Stiglitz y no quiero excusas! y van analizar las consecuencias del paquete fondomonetarista en los países latinoamericanos, fulano me estudias a Chile, perencejo a Bolivia, a Panchita Mota le informan pero le asigno Costa Rica y agregó para darle más solemnidad a su exigencia, ese trabajo que les solicito va a ser su trabajo final y lo estaremos revisando previamente dentro de dos viernes a éste y sin falta, quiero que me conozcan por las buenas, el profe decía esto y afloraba un sonrisa fingida y sin motivos. La delegación del Zulia compuestas por dos dignos representantes y comunicadores sociales para más señas se miraron entre ellos y se comprometieron con sus miradas a hacer el trabajo; la compatriota iraní en un desenfreno emocional les exclamó en excelsa jerga maracucha: -vergación! Yo también lo voy hacer, que verga! Que buena verga! Mientras que todo esto ocurría el profe se frotaba las manos y decía nos vemos en quince días!
Colorín colorado este cuento se ha terminaaadooo…!
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