viernes, 11 de noviembre de 2011

CALLE 13: ENTRE LA SIMÓN BOLÍVAR

Y LATINOAMÉRICA

Gaspar Velásquez Morillo

La fecundidad espiritual de un Continente Latinoamericano busca expresarse más allá del alfabeto, más allá de un paisaje sembrado de huesos, ya no es un insípido mensaje de nube; pero si es el rumor de un río humano que ya se le ve el rostro desde México hacia el Sur.

Son las huellas dactilares de la nueva interpretación de la historia.

Señale Ud. con su dedo un punto en el Continente Latinoamericano y allí el pueblo, amalgamiento de estudiantes, trabajadores, campesinos, mujeres y hombres, niños y niñas; con sus creadores y artistas, que son cocuyos que irradian luz musical para iluminar y tomarnos de las manos y retomar así el sendero de donde venimos, a pesar, muy a pesar del desdén opresor.

Las nuevas letras y composiciones surgen de las grietas y de las hendiduras de las verdes espesuras, de las manos callosas y de la mucha sangre ya descolorida –de la que vino de África y de la que estaba aquí- pero que a pesar del tiempo aún nos duelen quienes se atrevieron a darlas para regar ilusiones y sueños de vernos sin cadenas y estamos comprometidos con ellos y por ellos.

Hay que definirse. Es la lucha de expresar los sentimientos de todos y todas o la seducción por la fama y el dinero. Es la lucha comercial contra un sello disquero que hace surgir y sucumbir en la brevedad de un segundo.

Vaya el aplauso por la consistencia de armar nuevas palabras con las mismas letras pero que signifiquen que existimos y que estamos tatuados en el verdor, en las serranías, desiertos, ríos y lagos, en el vuelo majestuoso de un ave libre. Lo otro es callarse con la asfixia de una portada de revista o carátula de un afiche.

Cualquiera que sea el ritmo en el Continente Latinoamericano, son danzas y cantos a la vida. Así nos hagan beber sangre, nuestra propia sangre pero nos resistimos valor a silenciar nuestra alegría. Silenciarnos es morir.

Calle 13 y las calles de Latinoamérica son todas las calles que hablan, que sienten, que palpitan, que gritan sus propios dolores y alegrías y ya, y ya, a esta altura después de tantas lecciones y laceraciones no le podrán poner como la tapa al frasco para envasar un pueblo al vacío.

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martes, 23 de agosto de 2011

MIS PALABRAS A ROLANDO

SEGURA DESDE VENEZUELA

Gaspar Velásquez Morillo

Vaya esta misiva. En verdad en vilo por Libia, es una confesión casi colectiva, es el grandulón imperio, son los guapetones de la comarca o mejor, los confabulados azotes de la aldea global quienes muestran ufanados sus dientes, sus uñas y sus músculos contra apenas cinco millones de corazones que laten la zozobra de contar en el perfil de su suelo patrio del viscoso y brillante oro negro.

Ojalá te hagan llegar estas líneas escritas sobre la marcha, las cuales van empapadas de mucha fraternidad y solidaridad de un hermano venezolano.

Te vi en un pase con tu reporte noticioso, portaba tu casco, en el sótano del hotel pero de seguro con tus aperos de combate de la profesión.

Recordé nuestra aula de clase en mi Facultad de Periodismo, entre G 21 y 23, de mi Universidad de la Habana donde estudiábamos juntos, nos graduamos, di muchas vueltas por Venezuela, ser periodista graduado en Cuba era un estigma y condenado a no poder ejercer, salvo en el estado Trujillo que me dieron la oportunidad, pues esa década del noventa eran los Felices Noventa del Neoliberalismo después tuve que escapar y ejercer la docencia que también nos forman en la Universidad de La Habana para eso.

No pude volver a la Isla por diferentes razones, pero no por ello he dejado de recordarlos así como las carcajadas de algún chiste o de cómo sorteábamos cualquier adversidad, o de cómo quedábamos atrapados ante el infortunio del momento, recuerdo cuando te hice la confesión sobre el atractivo de una compañera del año superior y me respondiste como un rayo, con seriedad inusual en ti: - a mi también me gusta y estoy de primero en la lista, me quedé perplejo, te miré fijo y arrugué la cara para mostrarte mi disgusto y mi torpeza de confesarme con el “enemigo”; luego soltamos al unísono las risas.

Rolando, te vi reportando o narrando las noticias por periodo en Telesur durante algún tiempo antes de que te encomendaran cubrir Libia.

Recuerdo que en la primera intervención quirúrgica que tuve en Cuba –así en todas- estuvieron mis compañeros y compañeras de curso allí conmigo y se turnaban. Luego me explicaban cada clase en mi habitación de convaleciente, recuerdo a Randy Alonso, a Ricardo, al Osmín, al peleón de Abel Falcón, a Angélica de Pinar del Río, Mari Barcia a quien por cierto vi por casualidad acá en Venezuela, ella terca sigue de pequeña estatura física.

No son de mi facultad pero también recuerdo a Patricia, a Gretel, Sandra y a mucha gente de la residencia 12 y Malecón “Mario Escalona”, las tías (toda persona mayor en Cuba se le dice Tía o Tío) que son unas madres, y ellos son unos padres para nosotros.

Y qué no decir de nuestros compatriotas venezolanos en esa época, Laura, Hernán, Roberto Carlos J., Casimira, Candy, Ginette, Rodulf, Nicolás, Eduardo, Douglas, Carlos, entre otros donde así no nos veamos, la hermandad es grande! eterna! entre quienes se quisieron de verdad, verdad...

Si alguien preguntara, qué nace, qué se cultiva entre los y las compañeras de clases que pasan 6 años juntos, en sus alegrías, en sus vicisitudes, en sus sueños, apoyándose para aliviar el peso de la distancia de tu origen, de tus estudios, de los amores, de tus sueños futuros o del destino que te depara.

Si habría que responder, diría entre tantas emociones, que hay una inexplicable condición de hermandad que trato de explicarla y no puedo, lo que sucede es que sin quererlo y a la velocidad de la luz se me nubla la mirada y me dan ganas de llorar, no soy la excepción, pero ante mis adversidades de salud, ustedes me bañaron de solidaridad, no porque yo era venezolano pero pudo haber sido por ser venezolano, hay raíces entrelazada en nuestros pueblos que ameritaría otro artículo para eso, la realidad actual corrobora esa mutua y estrecha relación, basta leer muchos episodios de la historia cubana y allí estamos los venezolanos y las venezolanas, así como Uds. aparecen en nuestras luchas, las del pasado y las del presente.

Rolando, te vi por la pantalla de Telesur y me sentí orgulloso, de ti, de mis compañeras y compañeros, estas cumpliendo tus responsabilidades en las más difíciles de las condiciones en Libia, nos prepararon para eso, cuánta experiencia estarás asimilando, estas dictando cátedra en el propio teatro de operaciones para tus compañeros y compañeras cubanas y para quienes somos tu colegas y que tuvimos la dicha de estudiar en tan prestigiosa universidad, además enalteces la hidalguía del pueblo cubano, continuar la lucha por decir la verdad, así lo hicieron con su historia y guerra revolucionaria, así resisten el bloqueo, así trastocaron toda pero toda la historia de África que algún día se diga todo e igual con América Latina.

Impactaron Uds. en Cuba a más de 32.000 estudiantes de 87 países en mi época de estadía allá –año 86-92- donde apenas estábamos 21 estudiantes de Venezuela entre esa inmensa cantidad y todo ese grueso número de más de treinta mil jóvenes provenientes de distintas latitudes recibían sus estudios gratis, residencia, asistencia de salud integral, libros gratuitos, vacaciones, estipendio, nos sentíamos y nos trataban como un nacional cubano y cubana más.

En mis primeros días de estadía en Cuba preguntaba el por qué hacían eso: cuál respuesta recibí… “como gratitud a la humanidad” tuve días pensando en la brevedad de la expresión y en la amplitud y profundidad de ella.

Hoy sobrepasan más de 3.000 estudiantes venezolanos en la mayor de Las Antillas y quien sabe de cuántos más países y cuál será la cantidad...pero para los efectos de esta carta no importa, sabemos que son muchos y muchas.

Nublada la mirada Rolando decimos de corazón y con admiración eterna: -Gracias Fidel!

Si digo con dolor que no tenemos un imán que también nos una aquí en suelo patrio a los y a las que allá estudiamos.

Rolando disculpa la necesaria disgregación, te digo que cuentas con el apoyo de tu pueblo y de los pueblos del mundo a quien le estas saciando la sed de saber la verdad.

Te digo, si por esquivar una bala no reportaste el incidente del día, no te preocupes, la historia, armará con su voz de gigante el episodio que te impidieron ver y narrar.

Cuídate, cumple, pero cuídate, estas en las filas del periodismo revolucionario, del otro no vale la pena ensuciar estas cuartillas, piensa en tus seres queridos, piensa en tus profesores, en tus compañeros y compañeras de estudios, cuenta con nuestro inquebrantable apoyo, solo sabe lo que estas viviendo allá eres tu, banal el que no sabe lo que vives o el que espera que tú le hagas llegar la noticia en el sofá de su casa como si ignorara que estas en el fragor de una guerra y te pides que les informes más a riesgo de tu propia vida, te digo esto porque leí ofendido unas líneas garabateadas que te pedían información como si desde que llegaste no estuvieras informando.

Ya Jordán Rodríguez, también de Telesur, en la primera cobertura sobre el conflicto en Libia y de regreso a Venezuela explicó la intensidad y que son dos planos de la confrontación: la mediática y la guerra de las balas de verdad, esas son las vicisitudes de esa guerra.

Rolando, hermano cubano, recibe un fuerte abrazo y con él -y me disculpan- va el acumulado de abrazos de un pueblo solidario como el de Venezuela.

Cuando regreses a Venezuela me gustaría volver a vernos.

CON LIBIA EN EL CORAZÓN

Vi la escuela

de mis primeras letras destruida…

y me brotó una lagrima…

la calle de mi vida y de mis juegos

agujereada

y me brotó una lágrima…

la calle de mi primer beso

y del muy anhelado: si acepto

y brotó una lágrima…

y que cayó la bomba

sobre mi casa y crujieron huesos,

y me brotaron tres lágrimas…

tanteando esquinas de quejidos

y de humo, de sirenas que alarman.

Al segundo día,

limpié sus rostros,

aparté polvo, bloques y cabillas

y me brotaron de nuevo tres lágrimas…

suspiro de dos minutos,

arrodillado con sepulcral silencio,

brotaron tres lágrimas…

dije adios a mi madre, a mi esposa,

a mi única hija de seis meses, Maxim.

Mi corazón se trianguló de dolor,

bese sus frentes,

sus miradas opacas no me siguieron,

rictus emboscados por el terror,

acaricié a mi bebita,

le susurré para despertarla,

pero no despertó,

mis ásperas y sucias manos,

acobijaron sus rostros abombados,

grité del dolor del alma.

No hubo más lágrimas,

imaginé manos con uñas rojas de lujuria,

imaginé, vi pozos negros ardiendo,

Me regresaré de las ruinas.

Estaré debajo de las piedras,

detrás de las piedras,

en cada grano de arena

en cada rayo de sol…

No me pidan calma!

Porque ahora…no respondo!

Gaspar Velásquez Morillo

………….-

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PATRICIO, EL PELA BOLA

Tengo un entrañable amigo, Patricio, chileno para más señas, pero muy digno como todo ese fraterno gentilicio.

La anécdota a contar sobre él, es que su espíritu aventurero lo llevó al “viejo continente” y “la peladera” suya por Europa era de tal magnitud, que a cambio de una interesante cantidad de euros disponía su cuerpo para que los laboratorios farmacéuticos experimentaran con él antes de poner sus productos en los anaqueles de las farmacias.

En una oportunidad comentan sus compañeros de habitación, siete en total para especificar y distribuidos en un espacio de 26 mts cuadrados, les regresó una noche de intenso invierno, todo distraído, y con la piel verde y hasta el cabello verde! todos se sorprendieron y la mayoría se aglomeraron por la única ventana de la habitación y amenazaban con lanzarse al vacío antes que ser contaminados por Patricio y con algún virus o bacteria desconocida por la ciencia hasta el momento.

Todos le rogaban que no se les acercara, sus ojos eran verde lorito cuando él en la mañana al salir los tenía como todos los días, marrón obscuro! y su piel latina la tenía verde como el Amazona desde el aire, cuando mi amigo daba un paso para adentrarse a la habitación todos gritaban espeluznantemente que no lo hiciera, le rogaban ¡por amor a Dios! ¡por tu madre!, che quédate a fuera que ya salimos! pero nada! al tercer paso cayó largo a largo mi amigo Patricio, despavoridos huyeron por varios días el resto de inquilinos, latinos todos, hasta que al tercer día Patricio dio señales de vida, agotado, extenuado, con hambre, desmemoriado y con aún algunos verdores en el cuerpo, al cabo de las horas recobra el sentido del tiempo, el sentido de él y soltó la carcajada en solitario rememorando y constatando que en esta oportunidad sus compañeros de cuarto no le habían "tumbado" sus euros obtenidos en tan valiente trabajo.

Es o no valiente el chileno que ahora en esta oportunidad ejerció su derecho a la venganza degustando todos los enlatados que los hijoeputas les dejaron en la estampida.

¿Le gusta a Ud. un empleo así?

jueves, 18 de agosto de 2011

CARTA A UN FANÁTICO DE LOS TIBURONES DE LA GUAIRA

Saludo! Cómo te va?

Yo? Campana!

Leí con mucho dolor, su drama y sufrimiento, al ver su equipo de béisbol cruzando por ese trance, racimos de derrotas sucesivas que al que le duele es al fanático sincero, al que es capaz de rabiar, el que siente ver sus ojos inundarse de lágrimas ante impotencia, el que es capaz de querer saltar al campo de pelota para hacer lo que su equipo no puede hacer, ya que lo quiere hacer él o él tiene la certeza que lo puede hacer, esto lo desea todo fanático, cualquier joven enamorado de verdad, verdad del béisbol, ese que se juega en improvisados estadios en cualquier lugar de Venezuela y que divierten espontáneamente a la fanaticada que los admira y que no tiene que pagar costosas entradas y ni hacer tediosas colas para ver eso malabares a la hora de atrapar una pelota en jugada difícil y sacar un out por micronésimas de segundos sentenciados con gran dosis de honestidad porque no juegan para la taquilla, juegan para y por los corazones de quienes lo aupan y que no decir, cuando esos jóvenes que a lo mejor sin uniformes vistosos y que a lo mejor nunca han visto un dólar y que juegan a pesar de los dolores en los músculos y en el estómago porque a lo mejor no tienen los nutrientes necesarios que glorias beisboleras con reflejos de saetas pero a punta de esteroides es que arrancan aplausos en los grandes estadios de "yunaite steis".

Si nuestros indígenas hubiesen contado con toda la oportunidad para desarrollarse en todos los ámbitos de la mente y el cuerpo la cantidad de ilustres atletas serian mayores que tres centenas de peloteros que tenemos en el norte brutal y hambriento llenando de glorias a los dueños y la fanaticada yanki. Con desprecio y para justificarse un anglosajón dijo que los negros son los reyes de la velocidad y la distancia porque sus genes viene marcado por las persecuciones de que fueron víctimas y le hacían en África para traernos al "Nuevo Mundo", desdichada ironía de este racista del siglo XXI.

Hermano reflexione, sus rabias, su desesperanza, su dolor, su tristeza, su desconsuelo por las consecutivas derrotas de Los Tiburones de Guaira no tienen cabida en este mundo capitalista, lo que le interesa o le duele a los dueños de los equipos es ganar y ganar miles de billetes verdes.

Hermano, cada párrafo que le escribo aquí posteriormente se los leía a unos amigos magallaneros quienes una vez comentado cada párrafo me entusiasmaban y me daban ánimo en medio del jolgorio porque me asignaban la razón y me atizaban: -dale duro, no joda! ubícalo donde tiene que ir!.

Otro exaltado por mis párrafos o por mis verdades se extrañaba que a estas alturas donde se están validando las tesis del Socialismo del Siglo XXI y donde Eduardo Samán está sacando una tendencia de arrechos en el PSUV, tú seas de Los Tiburones de la Guaira.

Otro furibundo fanático gritaba a todo pulmón!: -que de bola tiene ese Esteban, quizás no leyó que Fidel Castro aseveró que el Negrito Obama recibió la derrota más grande para presidente alguno en los últimos 45 años en EE.UU. que coño! no la va a recibir! si Obama es del equipo de Los Tiburones de la Guaira!. Jajajajajajajaja!

Así siguió el jolgorio pero mientras yo leía en voz alta para que me corrigieran las reglas gramaticales, concordancia, el uso correcto de los adjetivos estos amigos que me rodeaban mientras yo redactaba caí en cuenta que ellos estaban descargando impunemente a mi amigo Estebán y los miré con firmeza girando mi cabeza como siguiendo las agujas del reloj y les repliqué con voz retadora: ¿Y qué me dicen del Magallanes? Enseguida todos se enseriaron, algunos carraspearon la garganta y adoptaron otra pose solemne y uno que quiso demostrar seriedad dijo: -Magallanes es otra cosa. ¿Y por qué es otra cosa? repliqué con energía. Alguien tartamudeó:- Bueno tu sabes que soy chavista y soy del Magallanes. Ah si! atiné a decir con asombró. Un par de escuálidos coincidieron en excusarse:- nosotros somos del Magallanes pero desde antes que Chávez lo confesara públicamente en cadena nacional.


Exclamé con bastante enojo:- Así es la verga! y señalé con energía a cada uno de los presentes, mientras los gringos nos quieren invadir, si, nos quieren invadir y si es posible nos metan la pelota de béisbol por la boca y el bate por el c... Uds. están entretenidos en la mal llamada pasión venezolana! quédense aquí que yo voy a saludar y felicitar al hoy General en Jefe Rángel porque le dijo cuatro vergas a los gringos y a los jerarcas escuálidos y también dejó sobreentendido pa´ los de este lado que el que no este casado con la revolución está divorciado pero concubinato y menos traición con la Revolución, no se acepta!

Espero hermano Esteban que si su depresión y estrés negativo le pasó leyendo estas líneas creo que he cumplido con mi deber, deber de todo amigo sincero, ser un antidepresivo.

Por último, no le pare bola si en su deseo está salir desnudo a la calle gritando en vez de Eureka! Eureka! Eureka! grite a todo gañote: Tiburón es campeón! tiburones campeón! hágalo no le pare -repito- al público de galería! Eso si…si Ud. ve a unos hombres corpulentos y vestido de resistente uniforme blanco, corra! No joda! Porque vienen por Ud. para ponerlo en buen resguardo, ese es la excusa para colocarle después un camisón que lo inutilizan y lo depositan en un lugar de reposo mental. Corra compadre no se que de parado! No se pare!